
Cuando en 1990 estaba a punto de abrir mi primera tienda de informática la gente salía de los supermercados con los carros llenos de leche y garbanzos. Eran los días previos a la primera guerra del golfo.
Estuve varios días replanteando la idea de empezar un negocio justo cuando parecía que el mundo se agrietaba por todos lados.
Tres décadas después sigo abriendo negocios y la experiencia me dice que es justo en épocas de crisis cuando deben empezarse.
Las crisis te ayudan a agudizar el ingenio y a intentar hacer más con menos.
Aunque empecé vendiendo ordenadores, mi trabajo no va de informática.
Mi verdadera misión es ver como la tecnología puede ayudar a otros a que tengan más éxito en lo que emprenden.